La lactosa es un azúcar presente en lácteos y derivados lácteos. También está presente en la leche humana.
Se estima que un 15 y 40% de los adultos españoles padece de intolerancia a la lactosa, patología caracterizada por la incapacidad intestinal de digerir la lactosa (malabsorción) y la aparición de sintomatología luego de su ingesta (intolerancia).
De manera normal, cuando la lactosa llega al intestino delgado, esta es descompuesta por la enzima lactasa en los dos azúcares que la conforman, glucosa y galactosa, las cuales pueden ser absorbidas por el intestino y pasar al torrente sanguíneo. .
No obstante, cuando esta enzima no se encuentra en cantidad suficiente , la lactosa se mantiene en el intestino delgado y es fermentada por los microorganismos presentes, generando gases que pueden provocar dolores y molestias.
Además, la lactosa es una molécula con alto poder osmótico, es decir, que atrae agua, generando un movimiento de líquidos en el intestino y sintomatología asociada, como ser urgencia defecatoria y diarreas.
Causas de la intolerancia a la lactosa
Existen dos tipos principales de intolerancia a la lactosa: primaria y secundaria. La intolerancia primaria, también conocida como intolerancia genética, es causada por una disminución natural en la producción de lactasa después de la niñez. Por otro lado, la intolerancia secundaria es adquirida y generalmente es el resultado de un daño en el revestimiento del intestino delgado e inflamación, por ejemplo, debido a un sobrecrecimiento bacteriano (SIBO) o la presencia de una enfermedad intestinal, como la celiaquía.
Es muy importante conocer el tipo de intolerancia, ya que muchas veces, si se trata de una intolerancia transitoria por una enfermedad intestinal, cuando la salud intestinal mejora, también lo hace la tolerancia a la lactosa.
Debido a esto, la dieta de exclusión de lactosa se debe personalizar según los umbrales de tolerancia de cada paciente. Algunos pacientes podrán tolerar productos lácteos fermentados en los cuales el contenido en lactosa ha disminuido durante su proceso de elaboración (microorganismos que fermentan el alimento digieren la lactosa), como un queso curado o semicurado.
Síntomas de la intolerancia a la lactosa
Los principales síntomas de la intolerancia a la lactosa son el dolor e hinchazón abdominal, diarreas, flatulencias, náuseas o vómitos.
Estos síntomas suelen aparecer entre los 30 minutos y 2 horas luego de haber ingerido alimentos con lactosa, como un helado de nata.
Es importante mencionar que estos síntomas pueden ser similares y confundidos con los de otras enfermedades digestivas. Además, la intolerancia a la lactosa también puede ocasionar síntomas extradigestivos , como síntomas dermatológicos y/o neurológicos.
También es importante tener en consideración la posibilidad de alergia a la caseína, una proteína presente en la leche asociada también a sintomatología digestiva y extradigestiva. Si solo consumes lácteos sin lactosa tu sintomatología no mejora, coméntaselo a tu médico o nutricionista.
Diagnóstico de la intolerancia a la lactosa
Para determinar si una persona es intolerante a la lactosa, existen pruebas clínicas específicas que pueden realizarse. Estas pruebas evalúan la capacidad del cuerpo para digerir y metabolizar la lactosa. También es posible realizar una autoevaluación de los síntomas después de la ingestión de lácteos para obtener una idea preliminar.
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Test de gases exhalados para diagnosticar la intolerancia a la lactosa
En este test se miden los gases que produce un paciente antes de ingerir 25 gr de lactosa y por las siguientes 3 horas.
Si la actividad de la enzima lactasa no es adecuada en el intestino delgado, ya sea por una alteración genética y/o inflamación de la mucosa intestinal, la lactosa no será fraccionada en sus componentes glucosa y galactosa y por tanto se mantendrá en el intestino, donde será fermentada por la microbiota intestinal. Como resultado de esta fermentación, se observará un incremento en los gases recogidos en el aire espirado.
Es importante mencionar que los resultados de esta prueba deben ser interpretados por un profesional de la salud.
Una gran desventaja de esta prueba es la ingestión de lactosa, si la persona es intolerante, experimentará sintomatología asociada.
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Prueba de orina: Lactest
Esta prueba es una alternativa en la cual el paciente no debe ingerir lactosa.
El Lactest se fundamenta en la administración oral de 4-galactosil-xilosa, un disacárido sintético metabolizado por la enzima lactasa que genera galactosa y xilosa. La xilosa será luego medida en orina y su presencia es proporcional a la actividad intestinal de la lactasa, por lo que niveles bajos nos indican una hipolactasia. Se trata de un método no invasivo, sencillo y económico para evaluar la intolerancia a la lactosa, aunque aún es poco conocido y empleado
También se pueden realizar test genéticos y determinación de lactasa, la enzima que digiere la lactosa, en biopsia intestinal, método más invasivo y generalmente no necesario.
Tratamiento de la intolerancia a la lactosa
El tratamiento principal para la intolerancia a la lactosa es seguir una dieta libre de lactosa, lo que significa evitar o limitar los productos lácteos y buscar alternativas adecuadas.
Existen alternativas lácteas sin lactosa, en las cuales se ha digerido este azúcar en sus dos componentes (glucosa y galactosa). Además, naturalmente algunos productos lácteos contienen menos lactosa debido a su proceso de elaboración, por ejemplo, los productos fermentados en los cuales los microorganismos presentes han digerido parcialmente la lactosa presente. Es decir, un queso curado, como un queso parmesano, ya no presenta prácticamente lactosa.
Un hecho curioso sobre la leche sin lactosa es que esta es más dulce, pues el poder endulzante de la lactosa es menor que el poder endulzante de sus componentes glucosa y galactosa. Además, los suplementos de lactasa, la enzima que digiere la lactosa, pueden ser utilizados para ayudar en la digestión de la lactosa.
Sumamente importante, si la causa de la intolerancia alimentaria es secundaria a un estado de enfermedad en el intestino, este debe tratarse y así revertir parcialmente o totalmente la intolerancia a la lactosa. Por ejemplo, si fuese secundaria a un sobrecrecimiento bacteriano, es muy probable que una vez solucionado con el tratamiento correspondiente, la persona pueda volver a consumir lácteos con lactosa.
Es fundamental buscar ayuda médica y nutricional, así como asesorarse sobre alternativas adecuadas para evitar los síntomas digestivos asociados.
Mitos comunes sobre la intolerancia a la lactosa
Es frecuente escuchar que todos los productos lácteos tienen la misma cantidad de lactosa, lo cual no es cierto. Algunos productos lácteos, como el queso y el yogur, tienen una menor cantidad de lactosa debido a su proceso de fermentación.
Niños y la intolerancia a la lactosa
La intolerancia a la lactosa también puede afectar a los niños, y es fundamental conocer los síntomas y realizar un diagnóstico adecuado para evitar un impacto en su crecimiento y desarrollo normal.
Consejos para mantener una vida social activa con intolerancia a la lactosa
Tener intolerancia a la lactosa no significa renunciar a una vida social activa. Al elegir alimentos fuera de casa, es importante comunicarse con el personal del restaurante y elegir alternativas sin lactosa. Además, existe la opción del uso de la enzima lactasa.
Intolerancia a la lactosa (un azúcar) versus alergia a las proteínas leche de vaca
Es importante distinguir la intolerancia a la lactosa de la alergia a las proteínas presentes en la leche de vaca, ya que son afecciones diferentes.
Mientras que la intolerancia implica problemas en la digestión y absorción de la lactosa, la alergia involucra una reacción inmunológica desencadenada por las proteínas de la leche, por ejemplo, la caseína.
Alimentos sorprendentemente ricos en lactosa
La lactosa no solo se encuentra en los productos lácteos tradicionales, sino también en otro tipo de alimentos. Algunas comidas procesadas, suplementos vitamínicos e incluso medicamentos pueden contener lactosa oculta. Por esta razón, es crucial leer las etiquetas con cuidado y estar atento a posibles fuentes de lactosa.
La intolerancia a la lactosa puede tener un impacto significativo en la vida diaria, pero con el diagnóstico y tratamiento adecuados, es posible manejarla y vivir una vida plena y saludable.
Preguntas frecuentes sobre la intolerancia a lactosa
¿Puedo consumir productos lácteos si soy intolerante a la lactosa?
Si eres intolerante a la lactosa, es recomendable evitar o limitar el consumo de productos lácteos con lactosa. Sin embargo, algunos lácteos fermentados, como el yogur y el queso maduro, pueden tener un contenido bajo en lactosa y pueden tolerarse en pequeñas cantidades. Además, existen productos lácteos sin lactosa, esto estará escrito en la etiqueta.
Otra alternativa es el uso de la enzima lactasa. Esta se puede comprar en distintos formatos.
¿Es posible desarrollar intolerancia a la lactosa en la edad adulta?
Sí, es posible desarrollar intolerancia a la lactosa en la edad adulta. La intolerancia primaria puede aparecer en cualquier momento de la vida, aunque generalmente se manifiesta en la adolescencia o en la edad adulta temprana. A medida que envejecemos, también suele disminuir la actividad de la enzima lactasa.
La intolerancia secundaria puede aparecer como consecuencia de enfermedad intestinal, inflamación.
¿Existen medicamentos que ayuden a la digestión de la lactosa?
Sí, existen suplementos de la enzima lactasa disponibles en forma de tabletas, cápsulas o gotas que pueden ayudar a mejorar la digestión de la lactosa. Estos productos pueden tomarse antes de consumir alimentos o productos lácteos que contengan lactosa.