El mundo de las intolerancias alimentarias y la disbiosis intestinal es fascinante y complejo. En este artículo, profundizaremos sobre la estrecha relación entre las intolerancias alimentarias y la disbiosis intestinal, especialmente, con el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, denominado SIBO por sus siglas en inglés (Small Intestine Bacterial Overgrowth).
También discutiremos la importancia de identificar y tratar de manera personalizada estas intolerancias, ya que sus síntomas pueden manifestarse no solo a nivel digestivo, sino también a nivel extradigestivo, como ser síntomas dermatológicos, neurológicos, alérgicos, inmunológicos, enfermedad endocrino-metabólica y oral.
Nuestro jardín en el intestino
Los seres humanos estamos “colonizados” por distintos microorganismos cuya composición, cantidad y actividad varía de manera dinámica según la parte del cuerpo, nuestra genética y factores externos como nuestro estilo de vida, principalmente, la alimentación.
La mayor concentración de microorganismos en nuestro cuerpo se encuentra en el colon, la parte final de nuestro intestino. Esta microbiota, denominada microbiota intestinal, cumple múltiples funciones metabólicas-energéticas (digestión y metabolización), inmunomoduladoras y de síntesis, como ser la síntesis de vitamina B12, serotonina y dopamina, también conocidas como hormonas de la felicidad.
De hecho, en ratones nacidos por cesárea y criados en condiciones asépticas y con alimentos estériles, básicamente ratones en los cuales se evita la “colonización microbiana”, se ha observado que son más pequeños, no desarrollan un cerebro normal, intestino o sistema inmune sanos. Curiosamente, además necesitan un 30% más de calorías para poder mantener su peso.
Cuando el “jardín” se descuida
Nuestra salud depende de manera crítica de la salud de nuestra microbiota, eubiosis.
Si existe un desbalance en nuestra microbiota intestinal, asociado a múltiples enfermedades, se denomina disbiosis.
En relación a las intolerancias alimentarias, en la mayoría de los pacientes, si no en la totalidad, encontramos una disbiosis intestinal, es decir, un desequilibrio.
Hierbas y plantas rebeldes
El tipo de disbiosis intestinal más frecuentemente asociado a la intolerancia alimentaria es el Sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, SIBO por sus siglas en inglés (Small Intestine Bacterial Overgrowth). Como veremos a continuación, su prueba diagnóstica se realiza en conjunto con las pruebas de intolerancia alimentaria.
La otra cara de la moneda: la intolerancia alimentaria
Las intolerancias alimentarias se suelen producir por mecanismos metabólicos, por ejemplo la malabsorción de lactosa, fructosa u otros azúcares, y en menor medida, farmacológicos, por ejemplo malabsorción de histamina u otras aminas biógenas, en ambos casos, por alteraciones genéticas y/o adquiridas como consecuencia de la inflamación que genera la disbiosis.
Adicionalmente, el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, aumenta la sintomatología ya que los microorganismos sobrecrecidos en el intestino delgado producen gases al fermentar el componente alimentario que no se ha absorbido correctamente y se mantiene en el intestino.
Además, existen intolerancias alimentarias de mecanismo incierto, en probable relación con efectos directos sobre la mucosa intestinal o respuestas indeseables como consecuencia de ser sustrato de especies microbianas que generan respuesta inflamatoria o metabolitos con efectos nocivos.
Las principales intolerancias alimentarias
Existen diferentes tipos de intolerancias alimentarias, cada una de ellas asociada a la dificultad para absorber un componente del alimento (malabsorción) y clínica asociada (intolerancia).
Las intolerancias más frecuentes son:
- Intolerancia a la lactosa:azúcar presente en lácteos y derivados lácteos animales
- Intolerancia a la fructosa – polioles: carbohidratos presentes principalmente en algunas frutas como la manzana o la pera y verduras como la cebolla, el puerro y el ajo.
- Intolerancia alimentaria a la Histamina: amina biógena presente principalmente en fermentados y curados
- Intolerancia alimentaria al gluten “Sensibilidad no celíaca al gluten”: presente principalmente en la harina de trigo, centeno, cebada y espelta.
Es importante tener en cuenta que la sensibilidad no celíaca al gluten es diferente a la enfermedad celíaca.
Intolerancia alimentaria y disbiosis intestinal: un binomio inseparable
En general, siempre que existe disbiosis intestinal, existe intolerancia alimentaria y a la inversa.
Si existe sobrecrecimiento bacteriano, un tipo de disbiosis intestinal, existe intolerancia alimentaria, en la mayoría de los casos, caracterizada por gran hinchazón abdominal luego de las comidas.
Este aumento en gases, es fruto de la utilización de los componentes alimenticios (fermentación), por los microorganismos sobrecrecidos en el intestino delgado.
Sintomatología de las intolerancias alimentarias
Los síntomas más habituales de la intolerancia alimentaria son los síntomas digestivos tales como:
- Dolor abdominal, principalmente luego de las comidas
- inflamación o hinchazón abdominal, principalmente luego de las comidas
- Diarrea o estreñimiento
- Ruidos intestinales (borborigmos)
Además, es muy habitual que la intolerancia alimentaria esté asociada a síntomas extradigestivos como:
1.Síntomas dermatológicos:
- Picazón en la piel
- Eccema
- Urticaria
- Enrojecimiento facial
- soriasis
- Dermatitis seborreica
- Rosácea
2.Síntomas respiratorios:
- Congestión nasal
- Tos o estornudos frecuentes
- Rinosinusitis crónica: La inflamación crónica de los senos nasales puede estar relacionada con intolerancias alimentarias no diagnosticadas.
3.Patología oral:
- Aftas
- Inflamación de la lengua (glositis)
- Mal aliento (halitosis).
4.Síndrome metabólico:
- HTA
- Diabetes
- dislipidemias
5.Patología endocrinológica:
- Problemas de tiroides
- Enfermedades suprarrenales
6.Enfermedades autoinmunes:
- Tiroiditis de Hashimoto
- Celiaquía
7.Cuadros neurológicos recurrentes o crónicos:
- Migrañas
- Trastornos del espectro autista (TEA)
- Enfermedades degenerativas como la esclerosis múltiple.
8.ITUs y/o candidiasis genital recurrente
Diagnóstico de las intolerancias alimentarias
El diagnóstico de las intolerancias alimentarias, así como el de las patologías asociadas, es crucial para poder tomar medidas adecuadas.
Para ello, es importante realizar una consulta médica en la cual se realice una anamnesis completa de todos los síntomas digestivos y extradigestivos como diagnósticos y/o antecedentes médicos. Además, es también importante conocer los antecedentes familiares del paciente, sus antecedentes y estado psicoemocional, el tipo de nacimiento que tuvo, sus hábitos, entorno y viajes que ha realizado.
Además de la anamnesis completa, se realizan pruebas diagnósticas, como análisis de sangre, orina y heces, así como pruebas específicas para la detección de Helicobacter pylori, una bacteria asociada a síntomas digestivos y cutáneos. En muchos casos, también se realizan pruebas genéticas para identificar la causa de la intolerancia y disbiosis. Los test de microbiota intestinal son también una herramienta excelente para poder personalizar la intervención del paciente.
Pruebas específicas para el diagnóstico de intolerancias alimentarias
- Test de Aire Espirado para la intolerancia a la fructosa- sorbitol
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- Test de Aire Espirado para el diagnóstico de sobrecrecimiento bacteriano (SIBO).
- Lactest (prueba para la intolerancia a la lactosa)
Estrategias para combatir las intolerancias alimentarias
Como la intolerancia alimentaria está influenciada por múltiples factores, es fundamental adoptar un enfoque integral para su tratamiento.
En Inmunomet, trabajamos de la mano de médicos especialistas, nutricionistas y psicólogos para ofrecer un tratamiento personalizado a cada paciente, adaptándonos a sus intolerancias específicas, disbiosis intestinal, necesidades específicas y patologías asociadas.
Tratamiento de las intolerancias alimentarias
- Intervención médica: Se pueden recetar suplementos y/o medicamentos para tratar la disbiosis intestinal y fortalecer la salud intestinal, así como el uso de probióticos específicos y enzimas digestivas para cada paciente.
- Intervención dietética: Excluir los alimentos problemáticos según las intolerancias identificadas y personalizar la dieta para satisfacer las necesidades individuales.
Es importante considerar que en el caso de la intolerancia alimentaria, existen distintos niveles de tolerancia, es decir, la intolerancia es dosis-dependiente. Una diferencia fundamental con las alergias alimentarias, en las cuales, una mínima cantidad del compuesto al que se es alérgico puede ser fatal. En las intolerancias no.
- Cambios de hábitos: Promover un estilo de vida saludable que incluya una dieta equilibrada, ejercicio regular y la reducción del estrés.
Un aspecto fundamental pero a menudo ignorado en el tratamiento de las intolerancias alimentarias es la gestión del estrés y salud mental. Numerosos estudios han demostrado la estrecha conexión entre la salud intestinal y el estado emocional (eje microbiota-intestino-cerebro).
De hecho, es muy frecuente observar un aumento en la intolerancia alimentaria y su sintomatología asociada en periodos de estrés.
Todos estos tratamientos son importantes y necesarios a la hora de tratar una intolerancia alimentaria. Como cada persona tiene una microbiota y necesidades únicas, así debe ser su tratamiento, único.
Preguntas frecuentes
¿Las intolerancias son permanentes?
Las intolerancias alimentarias pueden variar en términos de gravedad. Algunas personas pueden experimentar una mejoría casi completa de sus intolerancias a medida que su sistema digestivo se fortalece y se restaura el equilibrio intestinal. Sin embargo, en otros casos, las intolerancias pueden ser crónicas y requerir un manejo a largo plazo.
¿Se pueden desarrollar nuevas intolerancias con el tiempo?
Sí, es posible desarrollar nuevas intolerancias alimentarias a lo largo de la vida. Esto puede ser resultado de cambios en la salud intestinal, influencias ambientales y otras condiciones médicas subyacentes.
¿Es posible curar las intolerancias?
Si bien no se puede hablar de una cura definitiva para las intolerancias alimentarias, muchas personas logran controlar y gestionar sus síntomas a través de cambios en la dieta, el tratamiento de la disbiosis intestinal y la implementación de estrategias de manejo del estrés. Cada caso es único, y el enfoque de tratamiento debe adaptarse a las necesidades individuales de cada paciente.
En conclusión, las intolerancias alimentarias y la disbiosis intestinal están estrechamente relacionadas y pueden manifestarse a través de una variedad de síntomas tanto digestivos como extradigestivos. Es fundamental identificar estas intolerancias y abordarlas de manera individualizada, utilizando intervenciones médicas, nutricionales y cambios en los hábitos de vida.
Con un enfoque integral, es posible mejorar la calidad de vida de las personas afectadas y encontrar una mayor armonía entre la salud intestinal y el bienestar general.