Día Mundial contra la Hepatitis
julio 30, 2024

Día mundial contra la Hepatitis: entendiendo la enfermedad

Hace unos días se celebraba el DÍA MUNDIAL CONTRA LA HEPATITIS que, desde el año 2010 se ha establecido en el 28 de julio.
En las siguientes líneas abordaremos qué es la enfermedad, cómo se contagia o produce, y qué podemos hacer desde el punto de vista alimentario para prevenir y mejorar la sintomatología:

¿Qué es la hepatitis?

Es una enfermedad que cursa con inflamación del hígado. La cual puede curarse antes de los 6 meses. Tras ello, se vuelve crónica, provocando daños hepáticos con posibles comorbilidades graves en algunos casos, como cirrosis o cáncer.

¿Que tipos de hepatitis existen?

1- Viral.

Puede ser de subtipo A, B, C, D, E, F y G. Aunque las más conocidas son las tres primeras.

  • Tipo A: La más leve de todas. Cursa con malestar general, pérdida de apetito, diarrea, náuseas, molestias abdominales, orina de color oscuro e ictericia; y en ocasiones fiebre. Se contagia por ingestión de alimentos o aguas contaminadas, además de por contacto directo con una persona infectada. No requiere de ningún tratamiento específico, ya que el sistema inmunológico de cada persona lo elimina de forma permanente en cuestión de semanas. Los países en vías de desarrollo tienen una mayor incidencia de contagio, por lo que se recomienda la profilaxis vacunal previo al viaje.
  • Tipo B: Cursa con los mismos síntomas anteriores, desembocando sin tratamiento en los daños hepáticos de mayor o menor índole. Se contagia por contacto con líquidos corporales infectados; como la sangre, la saliva, los fluidos vaginales y el semen. También la madre puede transmitirla al bebé. Una vez producida y corroborada la infección, el tratamiento es en base a rehidratación oral en casos agudos, y el uso de algunos fármacos en caso de cronicidad, para prevenir avance de las cicatrices en el hígado que finalmente lo harán afuncional. No obstante, la mejor prevención y tratamiento es el seguimiento estricto del calendario de vacunas. En España esta se aplica entre los 2 meses y el año de edad en población pediátrica; recomendado tener de adulto las 3 dósis.
  • Tipo C: Mantiene los mismos síntomas y se contagia igual que la hepatitis B. No existe vacuna para su prevención, pero si antivirales para su tratamiento.

2- Por consumo de tóxicos: Alcohol, drogas y fármacos.

El consumo de alcohol, drogas y fármacos no controlados por un médico, frena la renovación de las células hepáticas, produciendo una inflamación y destrucción en las restantes. Los pacientes con este tipo de hepatitis suelen estar desnutridos, presentando una inflamación prominente del vientre, una coloración amarillenta de la piel y sensación de confusión, por al imposibilidad de eliminar adecuadamente estas toxinas. Las mujeres, las personas de descendencia africana o latinoamericana, y los consumidores de alcohol diarios (incluido vino y cerveza) tienen mayores probabilidades de sufrir esta enfermedad.
Antes de presentar un estado de cirrosis del hígado, el cual requerirá tratamientos con medicamentos de forma permanente, es imprescindible eliminar cualquier bebida alcohólica del consumo. Tras ello hay que tratar de revertir la desnutrición, llevando una alimentación hipercalórica e hiperproteica, en espera de ganancia de tejido muscular. Para ello se realizarán 4-5 ingestas al día en base de una alimentación mediterránea tradicional. Evitando especialmente alimentos preparados y precocinados. Y añadiendo al menos un batidos hipercalórico al día. Es también muy recomendable el uso de suplementos vitamínicos y minerales; con el fin de la restauración del equilibrio nutricional. Además de un aporte hídrico mínimo de 2L de agua, que favorezca la eliminación de los compuestos indeseables.

3- Por respuesta autoinmune:

Es una enfermedad crónica poco frecuente, que afecta a 2 personas entre 100000. Es de causa desconocida, pero cursa por una alteración de la respuesta inmunológica del propio enfermo, que destruye las células hepáticas e inflama el hígado. Tiene un curso crónico con brotes de actividad potencialmente graves. Se trata con fármacos inmunosupresores.

¿Qué tipo de alimentación se ha de seguir en una hepatitis?

  • Exclusión de todo tipo de alcohol. También alimentos que lo contienen, como:
    • Bollos de chocolate.
    • Panecillos de leche.
    • Rollitos de canela para hornear.
    • Mazapán.
    • Barritas de chocolate.
    • Cerveza de malta y bebidas de malta para niños.
    • Kéfir.
    • Kombucha.
    • Sopas preparadas
    • Salsas.
    • Chucrut.
    • Fondue de queso.
    • Confituras.
    • Pasteles industriales.
    • Helado.
    • Postres (como el tiramisú).
    • Platos preparados.
    • Frutas muy maduras
  • Reducción potencial de comidas preparadas y precocinadas:
    • Sopas de sobre.
    • Platos individuales para recalentar.
    • Alimentos de grandes cadenas de comida rápida.
  • Reducción de alimentos ricos en sal:
    • Embutido que no indique que sea bajo en sal.
    • Conservas que no indiquen que sean bajo en sal. Salsa de soja.
    • Cualquier alimento que tenga más de 1g de sodio por 100g de producto.
  • Inclusión de proteína principalmente baja en grasa en todas las comidas. Una ración equivale a 150g, por tanto podemos elegir entre:
    • Un huevo XL
    • Un filete de pavo, pollo, conejo, parte magra del cerdo o ternera blanca equivalente al tamaño de la palma de la mano
    • Un lomo de pescado blanco fresco o congelado
    • Equivalente a jamón, pavo o pollo cocido bajo en sal
    • 3/4 partes de un vaso de leche desnatada o 1 yogur desnatado
    • 1 ración individual de queso fresco desnatado
  • Inclusión bisemanal de proteína alta en grasas. Raciones pequeñas de:
    • Cordero, cabrito o carnes de caza
    • Pescado azul fresco o congelado
    • Jamón curado (serrano e ibérico), cecina y resto de embutidos
    • Queso curado y semicurado
  • Inclusión de almidones en las 3 comidas principales, e hidratos de carbono integrales en las intermedias:
    • Añadir copos de avena cocidos, o quinoa, arroz, maíz inflado o en copos en el desayuno.
    • Incluir al menos medio plato de patata, batata, boniato, arroz blanco o pasta en comidas y cenas
    • Añadir pan o galletas caseras, siempre integrales, en las comidas intermedias
  • Añadir una ración de legumbre semanalmente, eligiendo entre lentejas, garbanzos, judías blancas/pintas/verdinas, guisantes, habas y soja.
  • Mantener el consumo de al menos 3 frutas al día, una de ellas un cítrico, y 2 raciones de verduras
  • Endulzar con miel
  • Añadir diariamente un puñado de frutos secos al natural
  • Beber entre 2 y 4 L de agua, infusiones depurativas o limonada casera, diarias
Y en la medida que el estado de salud deje, incluir actividad física de fuerza en la rutina semanal.
Isabel Merino Korneitchik, jefa del equipo de Nutrición de Inmunomet.
Gda. Nutrición Humana y Dietética.